viernes, 20 de mayo de 2011

Violencia psicológica

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007), la define como “cualquier acto y omisión que dañe la estabilidad psicológica, que puede consistir en: negligencia, abandono, descuido reiterado, celos, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, desamor, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio”.
La violencia psicológica no es tan clara como la física, porque los diversos actos son percibidos dependiendo de su contexto cultural; sin embargo, en cualquiera de sus formas afecta de manera importante, la autoestima de las personas que la sufren. Por ejemplo, lo que para una persona puede ser agresión con ciertas palabras, para otra no; un acto de violencia psicológica puede ser ignorar lo que una persona habla, o bien expresarle desaprobación o burla con gestos, a fin de humillarla o avergonzarla. Actitudes que generan frustración, tristeza, inseguridad y autodevaluación.
Es difícil enumerar todos los actos que constituyen el maltrato psicológico por la dificultad para identificarlos en las diferentes culturas como: insultos, hacerlos sentir mal con ellos mismos, ser humillados delante de los demás, ser intimidado o asustado, que les griten o arrojen objetos; ser amenazados con daños físicos hacia el o alguien importante para esta persona.
En cualquiera de sus formas, la violencia deja graves secuelas en la salud mental de quien la padece y además en el desarrollo físico de los niños. Existen estudios que muestran que esta situación se refleja en el crecimiento del niño, el cual es menor al promedio esperado de acuerdo con su edad.


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